EXPERIENCIA ISLA BLANCA, MEXICO

Temporada: Dic - Abr

Entramos a México a mediados de Septiembre, sin resolver a donde íbamos a trabajar durante la temporada y con las noticias de la invasión del alga conocida como sargazo. Faltaban dos meses para la temporada pero estábamos ansiosos por saber el mejor spot en el que podíamos pasar éste tiempo. Nuestra experiencia Isla Blanca se hacía desear.

Decidimos frenar por un tiempo en Bacalar ya que el sargazo no afectaba el agua y al encontrarnos con unos amigos que también viajaban en Van, se hacia mas llevadero. A principios de Octubre empezamos a subir bordeando el Caribe por Quintana Roo y fue en Tulum cuando tuvimos nuestro primer contacto con la escuela. Con bajas expectativas producto de ya contar con el equipo completo y habernos juntado con otras dos escuelas en Playa del Carmen, el 19 de Octubre, dos días después del cumpleaños de Oli, recibimos una llamada que despejo nuestro destino.

El dueño de la escuela nos necesitaban para darle clases a un grupo de amigos que aprovechaban un viento tímido de Octubre, aun lejos de la temporada. Salimos después de desayunar y despedirnos de nuestros grandes amigos Isa, Pepi y el Capi (su border collie llamado «Capitan Pelusa»). Antes del mediodía llegamos a Isla Blanca y enseguida preparamos la clase para poder hacerla en La Punta, el Spot seleccionado para los vientos Sur.

Desde ese momento nos quedamos allí hasta fines de Marzo.

"Isla Blanca fue un spot difícil de encontrar después de haber tenido todo organizado y con todos los contactos de las escuelas de Ecuador hasta Panamá. Estábamos solos buscando el mejor spot para pasar la temporada y en este momento, seguros de trabajarla de principio a fin. Nuestra mente estaba enfocada en este objetivo y a veces con la ansiedad y falta de resultados nos desanimábamos pensando que no lo íbamos a lograr.
Una vez mas, ésta experiencia isla blanca nos demostraba que el tiempo de uno es muy distinto a esa alienación de variables que hace que todo lo que uno se proponga en algún momento llegue"

Como el equipo que somos, y con las ganas de fondearnos para la última parte de nuestro viaje, Oli se hizo cargo de las redes sociales de la escuela y yo de la creación e implementación del sistema de administración y de dar clases de kite. Enseguida formamos parte del equipo fijo de la escuela y a medida que fueron pasando los días, la relación con los dueños, instructores y clientes fue creciendo formándoselo un ambiente de familia. 

SEIS MESES EN ISLA BLANCA

La estadía mas larga de todo el viaje, la decisión de trabajar toda la temporada y la experiencia de un estilo de vida que veníamos teniendo y ese día decidimos continuarlo de manera sostenible, alrededor del kitesurf y del agua. 

Un aprendizaje que lo vamos a llevar marcado en nuestra piel de por vida en donde la vida nos siguió mostrando que todo llega en su momento justo y que la confianza en uno es la mayor fuerza que uno puede tener.

Comenzábamos el día desayunando con los demás instructores. Café, mates y avenas en todos sus gustos predominaban el menú para llenarnos de energía y empezar a prepara las clases a partir de las 09:00 a.m. Generalmente hacíamos una clase de tres horas por la mañana, descansábamos una hora hasta las 13:00 hs donde podíamos almorzar y un segundo turno por la tarde de 13:00 a 16:00 hs. Las ultimas horas del día se disfrutaban navegando o simplemente en la escuela descansando y riendo junto con clientes e instructores.

Una ves cada 15 días nos subíamos a la Van para ir al supermercado en Cancún en donde siempre era un plan para todos para salir un poco del spot y solo probar por unas horas la ciudad que poco se extrañaba pero era necesaria.

Así pasamos estos seis meses, viviendo de manera muy simple, alejados de todo, en medio de la naturaleza y sin contaminación lumínica. Aprovechando todo rayo de sol posible y descansando durante la noche fue el equilibrio perfecto para pasar una primer temporada completa en un spot inigualable.   

EL SPOT PARA PRINCIPIANTES

Adaptarnos a cada contexto ya era un hábito para nosotros, pero adaptarnos a la operación de cada escuela era un poco mas desafiante. Todas las experiencias en cada una de ellas fueron de aprendizaje, escucha y observación. Si bien la metodología de enseñanza intenta ser un standard, a su vez, cada alumno es una persona llena de emociones, historia y expectativas lo que convierte a cada clase, un momento único e irrepetible.

Desde nuestra experiencia decimos que Isla Blanca es el mejor spot para principiante porque la superficie del agua es plana y de muy poca profundidad. Esto hace que no tengamos que estar atentos en el deslizamiento con la tabla pudiendo concentrarnos en la posición del kite y la de conseguir una velocidad cómoda. Por otro lado, es una de las operaciones mas efectivas que conocí, ofreciendo hasta dos jet-skys con conductor para el soporte de la operación dando como resultado un tiempo eficiente de clase muy alto. Aquí tuve la agradable experiencia de enseñarle a un canadiense de mas de 72 años. Con todos los cuidados posibles y la concentración enfocada 100% en él fuimos avanzando a paso lento y seguro llegando a que pueda tener sus primeras experiencias con la tabla en una semana. La satisfacción de ese momento es algo que solo el que lo vivió lo puede entender y mas con el desafío de su edad. Poder hacer pie en el perímetro de enseñanza es una tranquilidad extra en estos casos haciendo que la experiencia en isla blanca sea exitosa en todos los casos producto de las condiciones del spot en gran parte.  

Es importante saber que de conseguir la independencia en este spot no significa que lo logremos en otro con distintas características o condiciones. Aprender en sitios fáciles como éste, genera confianza pero vale aclarar que la mayoría de los spots no son como este paraíso.   

EL KITESURF COMO FUENTE DE TRABAJO

A lo largo de estos últimos 20 años el kitesurf fue haciéndose cada vez mas conocido. La portabilidad, el amplio rango de edad posible para la práctica y la seguridad en los equipos hizo que la tendencia sea siempre creciente. 

Se empezaron a desarrollar spots, inversionistas, instructores que podían combinar su pasión por viajar dando clases en distintos lugares y las marcas que soportan esta industria hicieron posible un derrame de trabajo alrededor de este deporte. Si bien ya kiteábamos antes del viaje y fue el deporte principal elegido, nuestra experiencia dando clases no tenía gran historia y lo fuimos desarrollando y aprendiendo a medida que íbamos avanzando en nuestra aventura.

Es un trabajo mas y para enseñarlo fuimos descubriendo ciertas aptitudes físicas y emocionales necesarias para poder disfrutarlo. Creemos que la confianza es un factor muy importante al comienzo del curso. Si un instructor demuestra confianza a su alumno es un paso importante para tratar de que todas esas ideas, lecturas, cuentos, etc, se guarden y pueda empezar a escuchar al instructor quien va a ser el responsable de elegir el equipo acorde, setar todo correctamente y empezar paso a paso un camino inolvidable. 

Quien no recuerda la primera vez que se paro en la tabla? 

Otro factor importante es tratar de «escanear» al alumno y mantener este escaneo hasta los primeros movimientos en el control del kite. Esto va a ayudar a manejar el proceso de enseñanza conociendo si el alumno esta nervioso, si escucha, si tira de la barra, si esta distraído, si se agita, si lo mejor para el son dos horas de sesión, tres o una. Tratar de meterse en la cabeza del alumno para conocerlo desde el primer momento ayuda mucho en la curva de enseñanza y desde mi punto de vista, es fundamental.

Una vez que el alumno entiende, procesa y controla el kite, llegamos al momento de empezar a darle libertad para que vaya confiando en si mismo y pueda ir avanzando hacia la independencia.

Económicamente hablando, los acuerdos con las escuelas varían bastante. En principio lo primero que uno mira es el precio por hora de clase privada y acá, según nuestra experiencia, varía entre 10,00 y 25,00 u$s la hora privada. La cantidad de horas mensuales esperadas durante la temporada en mi caso son entre 70 y 80 horas. Alojamiento, descuentos en restaurantes y algún otro beneficios puede complementar el acuerdo teniendo en cuenta que cada instructor asumió los costos logísticos para poder llegar al Spot.     

Si queres conocer todas las características que un kiter necesita saber de un Spot no te pierdas Kitesurf en Isla Blanca, Mexico.

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