EXPERIENCIA CABO DE LA VELA, COLOMBIA

Temporada: Dic - Sep

Eran mediados de Diciembre cuando salimos de Cartagena hacia Riohacha en busca de nuestros amigos “el Chino y Flor” para empezar nuestra experiencia Cabo de la Vela.

Fue gracias a ellos que empezamos con este deporte por el 2012 y a viajar con el kite. Después de haber terminado nuestro curso de principiante en Punta Rasa, Argentina, disparamos para Venezuela.

Ahora era momento de conocer el místico y nombrado Cabo de la Vela.

Sin mucha previsibilidad como los caracteriza y con la ayuda de nuestro querido Chepe (el Paisa que conocimos en Calima y quien nos contacto con todas las escuelas del Caribe Colombiano) organizamos un viaje por el caribe de Noreste a Noroeste en donde Cabo de la Vela y Punta Gallinas eran destinos obligados.

"Reencontrarnos con amigos después de nueve meses era un break dentro del viaje que nos llenaba de energía para pasar el último tiempo de Colombia y pensar en el cruce a Panama. Esos amigos que el tiempo hace crecer la relación mediante vivencias inolvidables y uno nunca se cansa. Conocemos tanto y aceptarnos como somos es la base que hace que podamos disfrutar cada minuto juntos. 
Con muy buenas noticias, re-planificando el viaje y haciéndome más que nunca parte de la familia empezamos el viaje hacia la Guajira"

Dormimos en Riohacha para salir temprano al otro día al Cabo y antes de abrir la primer cerveza nos enteramos que el Chino y Flor estaban embarazados.

LA CONFIANZA EN LOS AMIGOS

Al enterarnos de que Flor estaba embarazada se nos presentó como una alarma al plan que teníamos para este viaje. Preguntar si habían leído e investigado el plan para el viaje ya era tarde. Una embarazada en sus primeros meses en el medio del desierto no era una buena decisión así que al otro día nos tocaba llegar al Cabo y re planificar con el Chiwi, un local que tiene un alojamiento allí y coordina los tours a Punta Gallinas.

Sabiendo que la cuota de riesgo siempre estaba como condimento de todas nuestras aventuras vividas, solo cancelamos Punta Gallinas y nos dirigimos al Cabo.

Después de largas horas de manejo, con Flor sintiéndose más o menos, el desafío de un camino a lograr por la Westy ganándole a los escépticos y atravesar el desierto con los peajes caseros de los niños pidiendo agua la cual no teníamos y reemplazamos por dos bolsas de chupetines que se nos acabaron antes de que lleguemos a destino, llegamos.

Cambiamos 4 días en Cabo de la Vela y 2 días en Punta Gallinas por 3 días en el Cabo esperando que Flor se recomponga un poco.

EL AMBIENTE CABO

Con un marrón predominante, casas bajas cerca de la bahía, algunas escuelas de kitesurf sobre la playa, su gente con vestidos coloridos vendiendo artesanías y sus barcos fuente de su actividad principal se desenvuelve Cabo de la Vela.

SU GENTE

Desde el primer minuto que recorrimos esa calle principal del Cabo sentimos y a medida que pasaban las horas lo confirmábamos, que la humildad, la sencillez y entrega de esa gente era digna de conocer. Con sus rasgos marcados, el esfuerzo por el trabajo y su intento año a año de preservar su lugar e integrarse a una mejor calidad hace hace muy especial a ésta gente dandole a cada visitante una vivencia muy particular.

El Cabo enseña mucho. Con instructores Wayuú desenvolviéndose en sus clases de inglés, su sonrisa predominante y su servicio a todo aquel que visita sus tierras, la experiencia en Cabo de la Vela es digna de ser vivida.

JOUKTAI

Jouktai, “VIENTO” en su idioma es una de las condiciones por la que se visita a este místico pueblo colombiano. 

Al llegar agarramos los kites y fuimos para la playa. Sin sentir mucho viento, pero acordándonos que siempre es fuerte, fuimos con un 9 metros y 10 metros.

Llegados a la playa no había mucha gente y sentimos ese viento off-shore que entraba con muchísima potencia. Inflamos los kites y al agua. 

Con esta dirección de viento predominante se puede bordear toda la playa a lo largo, viendo cada rincón del pueblo con vista a la Bahía. Así pasamos la tarde, divirtiéndonos en el agua como estábamos acostumbrados en todos estos años con el kite.

Los demás días fueron en la playa mayormente y kiteando todo lo que podíamos. Flor se sentía mejor hasta que tuvo la decisión de crearle anticuerpos temprano a Joaquina. Una de las noches de pidió una hamburguesa especial, en donde el detalle de todo lo que traía se extendía en todo lo que uno pueda imaginar. El resultado no fue muy bueno.

DESPIDIÉNDONOS DEL CABO

Nos tocaba despedirnos del Cabo, sin conocer Punta Gallinas pero con la alegría de que en pocos meses íbamos a tener a Joaqui. La hamburguesa especial trajo sus retorcijones y a la despedida del Cabo se sumó que el río creció y el camino que habíamos tomado a la ida no podía ser trazado a la vuelta.

Después de tener la ayuda de un guía para salir del cabo, nos dirigimos a Santa Marta a encontrarnos con el surf y relajarnos en unas cabañas muy pintorescas a la orilla de Caribe.

Con las ganas de vivir la experiencia en Cabo de la Vela completa y con la alegría de terminar este viaje siendo el padrino de Joaqui, continuamos nuestra aventura sabiendo que estábamos obligados a llegar a su bautismo.

Si queres conocer todas las características que un kiter necesita saber de un Spot no te pierdas Kitesurf en Cabo de la Vela, Colombia.

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